Antecedentes
Movimiento social de las mujeres
Durante la década de los 60 y primeros años de los 70, las mujeres del mundo occidental retoman el discurso feminista, relegado durante años por las convulsiones de las guerras mundiales. Por aquellos años, Euskadi, como el resto del Estado, tenía una situación sociopolítica muy diferente a la de la mayoría de los países de nuestro entorno. El franquismo había exaltado el papel de la mujer como madre y esposa; la patria potestad de las y los hijos correspondía al padre; la enseñanza de las niñas en temas políticos y sociales correspondía a la Sección Femenina del Movimiento; el sufragio se ejercía a través del cabeza de familia y, entre otras limitaciones, las mujeres no podían disponer siquiera autónomamente de sus bienes y todo ello había condicionado la socialización de hombres y mujeres. En este contexto, y a pesar de la censura franquista, la circulación de libros editados en el extranjero, los esporádicos viajes y contactos con el exterior hacían llegar la palabra de las feministas europeas y norteamericanas.
Aunque con retraso y condicionadas por la prioridad de la lucha antifranquista, las nuevas ideas van abriéndose camino en las –todavía escasas- organizaciones feministas. El desarrollo económico y la influencia de los valores y de los comportamientos de las democracias occidentales introducen cambios en nuestro país. A finales de los 60 y principios de los 70, la vida en Euskadi se caracteriza por la lucha antifranquista, una batalla en la que la participación de las mujeres era patente. Coexisten movimientos sociales muy diversos, políticos, obreros y culturales, como un conjunto de fuerzas en el que aunar esfuerzos por la libertad y, en la mayoría de ellos, por el autogobierno y la recuperación de la lengua y la cultura vasca.
En este contexto adquiere especial relevancia la creación de las primeras ikastolas, primeras escuelas mixtas que se convirtieron en centros vitales de la vida sociocultural vasca. La incorporación de las mujeres al mercado laboral planteaba también nuevas necesidades y surgieron iniciativas que dieron lugar a colaboración entre mujeres para la creación de las primeras guarderías infantiles. Todos estos movimientos ayudaron a ir elaborando respuestas y alternativas de más largo alcance.
Tras la muerte de Franco comienza un periodo de transición política hacia la democracia y las primeras voces feministas dieron paso a las organizaciones de mujeres, colectivos reducidos en cuanto a su número, que comenzaron a tomar contacto entre sí para reflexionar y debatir en común. Se constituyen estructuras asamblearias que reflejan la necesidad de mantener un frente común, reivindicaciones y estrategias unitarias. Algunas mujeres se organizaron en “grupos de feministas independientes” que militaban en los movimientos asamblearios de mujeres y su aportación fundamental fue la de establecer las bases ideológicas del futuro Movimiento Feminista. Otras mujeres pertenecían, además, a partidos políticos y sindicatos. Esta doble militancia permitió que las reivindicaciones de las mujeres fueran incluyéndose en los programas políticos que se perfilaban para las próximas elecciones.
En diciembre de 1977 tuvieron lugar las I Jornadas de la Mujer en la Universidad de País Vasco en Leioa, organizadas por los diversos grupos feministas de Euskadi que venían reuniéndose desde meses atrás. Estas jornadas supusieron un fuerte impulso, que consolidó la decisión de las mujeres de organizarse de forma estable y sólida.
En marzo de 1984 se celebraron, también en la Universidad del País Vasco, las II Jornadas Feministas. La participación o no en las nuevas instituciones democráticas fue una de las cuestiones clave en estas jornadas en las que se manifestaron, claramente, dos posturas diferenciadas. Buena parte de las mujeres comprometidas con el movimiento feminista comenzaba a manifestarse públicamente a favor de un feminismo más político, acorde con la realidad sociopolítica e institucional de nuestra Comunidad. Un sector proponía la realización de acciones a favor de las mujeres a través de organizaciones no gubernamentales o no institucionales y otro, sin negar esta necesidad, defendía también, la necesidad de políticas institucionales para trabajar en la eliminación de la discriminación y la desigualdad social existentes, al mismo nivel que otras políticas que se aplicaban desde el Gobierno Vasco y cuyas decisiones se debatían en el Parlamente Vasco.
En mayo de 1986 se celebró en Zarautz un seminario bajo el título “La problemática de la mujer y las Instituciones de Euskadi” con el objeto de instar a las instituciones vascas a desarrollar la competencia estatutaria que permitiría la puesta en marcha de políticas específicas orientadas a una mayor integración social y económica de las mujeres, siguiendo las líneas que la Comunidad Económica Europea marcaba a través de sus Directivas y Programas.
Al finalizar las Jornadas se constituyó un Comité de Seguimiento del Seminario “Mujer e Instituciones” con el fin de exponer las conclusiones al Gobierno Vasco y a los diversos grupos parlamentarios, y de conseguir la presentación de una Proposición de Ley. Durante aquellos meses, y con motivo de la proximidad de las elecciones al Parlamento Vasco, las conclusiones fueron presentadas a los máximos responsables de los distintos partidos políticos, así como al Lehendakari. Todos ellos se mostraron acordes con la creación del Instituto Vasco de la Mujer.
Un año más tarde, el Seminario se volvía a reunir en Zarautz. Las mujeres del Seminario denunciaron la actitud de los partidos políticos por su falta de sensibilidad ante los problemas de las mujeres y la escasa atención que habían recibido éstos en sus programas electorales. Se recordaba su compromiso de impulsar la creación del Instituto Vasco de la Mujer. La labor de las mujeres concienciadas presentes en ese momento en el Parlamento Vasco va a ser decisiva ya que recordaron con sus voces el incumplimiento del compromiso electoral que, con diferentes matices, habían adquirido prácticamente todos los partidos políticos. A partir de ese momento comienza la elaboración del anteproyecto de Ley sobre la creación del Instituto. La proposición de Ley fue presentada de manera conjunta por todos los grupos parlamentarios y finalmente, el día 5 de febrero de 1988 el Parlamento Vasco aprobó la Ley de creación del Instituto Vasco de la Mujer/Emakumearen Euskal Erakundea.
Marco internacional: Naciones Unidas
En el año 1946, Naciones Unidas crea la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Su función es preparar las Recomendaciones y los Informes sobre las cuestiones urgentes de interés para la promoción de los derechos de las mujeres en la esfera política, económica, social y educativa.
En el año 1972, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el año 1975 como Año Internacional de la Mujer y decidió dedicarlo a intensificar las medidas encaminadas a promover la igualdad entre hombres y mujeres, asegurar la integración plena de las mujeres a favor del desarrollo e incrementar su contribución al fortalecimiento de la paz mundial.
Estas fueron las bases de la I Conferencia Mundial organizada por la ONU en relación con las mujeres y que se celebró en México D.F. en 1975, bajo el lema “Igualdad, Desarrollo y Paz”. Se adoptaron en la misma, entre otros acuerdos, el Plan de Acción Mundial y la proclamación del Decenio de la Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985), durante el cual se trabajaría sobre la base del Plan de Acción Mundial.
En 1979 se aprobó en el seno de Naciones Unidas la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres”.
En 1980 se organizó en Copenhague la II Conferencia Mundial de la Mujer y se acordó un Programa de Acción para la segunda mitad del decenio. En esta Conferencia se interpretó la igualdad no sólo en el sentido de igualdad jurídica, sino también de igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades para la participación de las mujeres en el desarrollo, como beneficiarias y como agentes activos ya que a comienzos del Decenio, en 1975, las perspectivas de desarrollo eran optimistas. Pero, durante los primeros años de 1980, la economía mundial experimentó una recesión generalizada, lo que influyó en la preparación de la III Conferencia.
En 1985, la ONU organizó en Nairobi la III Conferencia Mundial sobre la Mujer. Esta Conferencia insiste en la necesidad de que los gobiernos pongan en marcha planes que impulsen la igualdad, removiendo los obstáculos que existen para su consecución. 157 estados consensuaron las “Estrategias de Nairobi orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer” que consta de 372 medidas. Durante estas conferencias, especialmente en esta última, se consolidan las redes de movimientos de mujeres.
Marco internacional: Unión Europea
En el ámbito europeo, la política comunitaria en esta materia parte del texto del artículo 119 del Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea, firmado en Roma en 1957, y establece el principio de igualdad de remuneración entre trabajadores y trabajadoras para un mismo trabajo. En 1972, la Comisión, en un primer intento de abordar y regular otros aspectos no estrictamente económicos, presentó un primer programa de Acción Social. En 1974, el Consejo adoptó una Resolución en la que se expresaba la voluntad política de emprender acciones orientadas hacia la igualdad. Esta voluntad política es plasmada en diversas Directivas que constituyen el marco para la acción comunitaria en este campo.
Las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo, en 1979, marcan una segunda fase de las políticas comunitarias. A instancia de las mujeres parlamentarias, se constituyó una comisión investigadora sobre la situación de las mujeres y se intensificó la acción comunitaria en esta área. La Comisión, consciente de que las normas jurídicas no son suficientes para erradicar las desigualdades que afectan a las mujeres, promovió, a partir de la década de los años 80, una serie de programas de acción positiva para complementar la labor legislativa.
Marco legal: Estatuto-Ley de Creación-Ley de Igualdad
Constituido el primer Consejo General Vasco en base al Real Decreto Ley por el que se establecía el régimen preautonómico del País Vasco, de 4 de enero de 1978, se inicia el proceso del futuro Estatuto de Autonomía para Euskadi. Atendiendo a la llamada del propio Consejo General Vasco, un grupo de mujeres planteó con claridad la necesidad de introducir en el texto del Estatuto la competencia referida a la situación de las mujeres, lo que se materializó en el término “Condición Femenina”. Este logro fue la clave que permitió crear el Instituto Vasco de la Mujer/Emakumearen Euskal Erakundea.
El Estatuto de Autonomía fue aprobado el 18 de diciembre de 1979. Sus dos artículos 9 y 10.39 son los básicos a tener en cuenta en lo que se refiere a la competencia exclusiva en materia de “condición femenina”. El artículo 9, al igual que el artículo 14 de la Constitución, establece los derechos y deberes fundamentales de las y los ciudadanos del País Vasco y atribuye a los poderes públicos (art. 9-2) el deber de:
- Velar y garantizar el adecuado ejercicio de los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos.
- Adoptar las medidas dirigidas a promover las condiciones y a remover los obstáculos para que la libertad y la igualdad de la persona y de los grupos en que se integra sean efectivas y reales.
- Facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social del País Vasco.
Este deber está en perfecta sintonía con la “Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer” de la ONU.
Los Poderes Públicos Vascos cuentan, además, con una herramienta en el propio Estatuto, la competencia exclusiva que el art. 10.39 establece en materia de Condición Femenina por lo que tienen la facultad de establecer un modelo propio y definir y desarrollar medidas específicas para la Comunidad Autónoma. Esta consideración es, justamente, la que posibilitó pensar en una Institución propia que trabajara directamente para conseguir una igualdad de oportunidades real y efectiva entre mujeres y hombres en Euskadi.
Comienzan las transferencias del Estado al Gobierno Vasco y el 26 de octubre de 1980 se acuerdan las correspondientes al Departamento de Cultura, entre las que se encuentran la “Condición Femenina”. Se inician los primeros pasos para la creación del Instituto.