Entrevista a Teresa Torns Martín, Doctora en Sociología y profesora en la Universidad Autónoma de Barcelona

“Se debe confiar y hacer políticas para que los hombres descubran que la paternidad, y cuidar de la vida, es una cuestión primordial a la que no deben ni pueden renunciar”

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Las bases del actual Estado del Bienestar en las sociedades contemporáneas se sigue apoyando en la familia…De forma general ¿Sigue funcionando el esquema hombres proveedor/mujer cuidadora?

El apoyo es más implícito que explícito y dado que el sujeto principal para obtener derechos continua siendo el cabeza de familia (mayoritariamente, un hombre con empleo que actúa además de principal proveedor de ingresos) el pacto básico funciona aun a pesar de los cambios habidos en la familia y en el mercado de trabajo.

¿Ha cambiado el contrato social entre géneros? ¿Dónde encontraríamos los mayores cambios?

El cambio se ha dado más en cuestiones materiales que a en cuestiones relativas a los cambios de mentalidad (valores hegemónicos, presión social, etc.) Así, ahora, debido a la crisis puede haber hombres en paro y mujeres con empleo, pero ello no produce de manera automática cambios en la división sexual del trabajo en el hogar-familia. De hecho a pesar de que se habla del declive del modelo hombre cabeza de familia/mujer cuidadora, las especialistas en evaluar políticas de igualdad muestran la persistencia de la división sexual del trabajo, como escollo insalvable. Sin embargo, también es cierto que desde los años 90 se detectan parejas más igualitarias entre las personas jóvenes de clases medias urbanas, principalmente entre las que sus padres y madres pertenecen a esos grupos sociales. Pero que ello sea así, no quiere decir que el cambio no sea lento y que afecte por igual a todas las parejas de doble ingreso. Parece que los jóvenes masculinos de clase obrera, hijos del trabajador industrial o criados en el mundo rural son los más reacios a asumir el cambio. También no debe olvidarse que tal cambio no incide necesariamente en un reparto igualitario de todas las tareas. Se sabe que los jóvenes padres hacen no todas las tareas de cuidados de las criaturas o de las personas mayores, por citar los puntos habitualmente más conflictivos de ese reparto. Y que a ello también contribuye la desregulación de los horarios laborales, la falta de servicios públicos dedicados a dar soporte a la vida cotidiana de la ciudadanía a lo largo de su ciclo de vida y la fuerte mentalidad familista de los países del sur de Europa.

A pesar de los logros en materia de igualdad en las últimas décadas, parece que el patriarcado se regenera…¿Cuál sería el estado de salud del patriarcado en el momento actual?

Hace ya más de una década que las especialistas cuentan que, gracias a las políticas de igualdad impulsadas desde la UE, se ha sido más capaz de paliar las desigualdades en el ámbito público, que en el privado, suponiendo que exista esa separación tan clara de ámbitos. También se sabe que el patriarcado se ha refugiado en el ámbito (privado-familiar-cotidiano), espacio donde es difícil que intervengan las políticas públicas. La mayor visibilización de la violencia de género y el cambio del umbral de tolerancia producido, por ejemplo, en nuestro país, podrían ser un ejemplo de lo dicho. Aunque también nuestro país es un claro ejemplo de modernización aparente (mucha ley y poco cambio de mentalidad) y de la fragilidad de las políticas de igualdad, cuasi ignoradas por el gobierno actual, con la excusa de la crisis. Por no hablar de la sutileza con la que persiste el patriarcado y que algunos estudios califican de micromachismos…

Otra cosa sería recordar que la UE y el trato que se da a las mujeres en esos países es algo minoritario. Ya que no se debe olvidar que tal situación de mejora coexiste en un planeta donde el patriarcado campa a sus anchas en otras zonas, ante la complicidad de todos los gobiernos, incluidos los democráticos.

¿Hacia dónde se encamina nuestra sociedad en materia de igualdad de mujeres y hombres?

Es una lucha lenta pero sin posibilidad de retorno a la cavernas, tal como muestra la Historia. El avance de esta lucha suele vivirse con desazón por las contemporáneas pero son cada vez más los hombres que también cuestionan la masculinidad hegemónica. Y cada vez más las mujeres que reciben educación y con ello la capacidad para controlar y decidir sobre sus vidas.

Hasta hace muy poco, prácticamente el único referente con que contaban los hombres era el modelo masculino fundamentalmente ligado a la actividad laboral como eje del proyecto de vida ¿Cómo está siendo la incorporación de los hombres al ámbito de los cuidados?

Como ya he comentado, se debe confiar y hacer políticas para que los hombres descubran que la paternidad, en particular y cuidar de la vida, en general es una cuestión primordial a la que no deben ni pueden renunciar. El esquema “trabajo (entendido como empleo únicamente)/ocio” es un binomio sin futuro. Y no solo por la crisis. Se debe recordar que el ciclo de vida laboral es ya cada vez más corto, el empleo digno va a ser cada vez más escaso y el ciclo de vida va a ser cada vez más largo. Y que tal situación forma parte ya del núcleo duro de la sostenibilidad. No hay futuro sin las tareas de cuidados organizadas colectivamente y debe recordarse que antes que el ocio es necesario tener una vida bien cuidada para poder disfrutar de ese “merecido descanso”. Otra cosa es hablar de la carga total de trabajo y de qué es el empleo…porque solemos hablar del paro juvenil y olvidar a los parados de larga duración, especialmente los hombres mayores de 50 años…

En los últimos años se ha hablado mucho sobre conciliación: personal, familiar, laboral…¿Qué ha aportado este concepto? ¿Ha quedado obsoleto?

La conciliación es un nuevo nombre para afrontar un viejo problema. Ha supuesto que se hable de las dificultades de compaginar la vida personal, familiar y laboral, dado que se acepta la norma siguiente: hay que trabajar asalariadamente como mínimo 8 horas al día desde los 16 hasta los 65 años o más, independientemente de las cargas familiares o las necesidades de cuidar de ti mismo o de los demás. Y esa norma se acepta no solo para obtener unos ingresos. Eso quiere decir, que si hombres y mujeres tratan de cumplirla, están persiguiendo una quimera. Nunca se ha cumplido. La conciliación se presenta como una solución para las mujeres, como antes fue y ahora parece que vuelve, convencerlas para que trabajen a tiempo parcial…

La conciliación es una solución políticamente correcta para ese viejo problema, pensada para que las mujeres continúen siendo las principales cuidadoras…no está obsoleta…nunca sirvió. Además, las recomendaciones europeas decían que la conciliación debía promover permisos parentales y servicios de atención a la vida diaria. Los permisos de paternidad no obligados por ley son poco efectivos, cabría seguir ahí las recomendaciones de la PPIINA o copiar de los países escandinavos (véase Islandia) y no olvidar la necesidad de organizar socialmente los cuidados cotidianos, a través de los correspondientes servicios.

Es muy probable que en los usos del tiempo se encuentre uno de los espacios de mayor resistencia al cambio ¿En qué tendrían que cambiar los hombres? ¿Y las mujeres?

Los hombres y las mujeres no conforman, como es bien sabido, a colectivos homogéneos. Es decir, además de las desigualdades de género también existen diferencias y desigualdades entre generaciones, etnias y clases sociales. Deben cambiarse las mentalidades (cambio muy lento y difícil pero ineludible) pero también promoverse cambios materiales que además de los servicios públicos de bienestar ya mencionados sean capaces de cambiar modelos productivos tendentes a un nuevo reparto del bienestar y la riqueza. La crisis actual y el individualismo hedonista de las actuales sociedades de consumo no parecen ser buenas compañeras, pero nunca fue fácil…

¿Qué son las políticas del tiempo? ¿Qué pueden aportar a la consecución de la igualdad real de mujeres y hombres?

Las políticas de tiempo pueden ser una buena herramienta para repensar el bienestar cotidiano de la ciudadanía, en las sociedades del bienestar. De ahí que las más famosas sean las desarrolladas bajo el lema de “Políticas de tiempo en la ciudad”, según la pista ofrecida por la denominada ley del tiempo italiana. Debe considerarse, sin embargo, que el tiempo hegemónico es el tiempo de la jornada laboral y las políticas de regulación del tiempo de trabajo (asalariado) son las que deben centrar los mayores esfuerzos. La flexibilidad y la desregulación de esa jornada, comenzó en tiempos de bonanza económica y, en la actualidad, parece frívolo hablar de ello, dada la crisis. Pero no se debe olvidar que los primeros que lucharon por las 8x3 tampoco lo tuvieron fácil.

En el camino de las propuestas ¿Qué podrían aportar las políticas del tiempo?

Cambios en la regulación de la jornada laboral tendentes a reducir la jornada laboral diaria en clave de sincronía y cotidianidad. Los expertos cuentan que una buena solución serían jornadas de 30 horas semanales a razón de 6 horas diarias durante 5 días. No olvidar que las necesidades personales y de cuidados deben intervenir en esa regulación y no solo las necesidades estrictamente empresariales. Y que tal solución permitiría repartir el empleo, cada vez más escaso. Ello requiere de pactos y negociación colectiva, no hay salidas individuales y no olvidar que también se deben tomar en cuenta las distintas necesidades del proceso productivo (distintos sectores, distintos tamaños de empres, etc). Cabe poner especial atención en los servicios a las personas, considerados no prestigiados (comercio, restauración y hostelería, limpieza, cuidados a las personas dependientes, etc…)

También debe considerarse el organizar los horarios de la ciudad a través de un “Plan regulador de los horarios de la ciudad” y “Oficinas del Tiempo”. Ello debe redundar en organizar y promover, de manera colectiva y siempre bajo tutela pública, servicios de bienestar cotidiano, que pueden ofrecer a la ciudadanía los gobiernos municipales, comarcales, etc. Por ejemplo, atención a criaturas en horario no lectivo, caminos escolares, patios escolares abiertos. O, en relación a la atención y cuidados a personas dependientes (personas mayores o con alguna discapacidad): servicios habitacionales, centros de día, servicios de acompañamiento, servicios de atención a la vida diaria (SAD) transportes adaptados, servicios de atención a personas cuidadoras de dependientes, etc… U otras experiencias de servicios que promueven lazos comunitarios como bancos de tiempo, etc…

Respecto al futuro ¿Optimista? ¿Pesimista?

Dicen, creo que fue Gramsci, que una persona pesimista es un optimista bien informado, yo soy una pesimista no resignada. Y no pienso resignarme…