Entrevista: Oskar Aranda y Paulino García.
Oskar Aranda: pedagogo, sexólogo y coeducador.
Paulino García: asesor y profesor de apoyo con alumnado gitano.
1.-La Asociación Amuge (Asociación de mujeres gitanas) pone en marcha en 2015 el proyecto “Roma eraldatuz” dirigido a hombres gitanos?¿Podéis explicarnos qué es y cómo surge esta iniciativa? ¿Cuántos hombres están participando en el proyecto?
Desde Amuge llevaban desde 2013 proponiendo procesos de empoderamiento con mujeres gitanas y llegaron a la conclusión que de nada o poco servía ofrecer estos cursos a mujeres si con los hombres no se hacía el mismo proceso viendo las particularidades que tiene la población y la cultura gitana. Por ello se propuso a varios hombres gitanos, junto a un mediador, para que iniciasen este proyecto para trabajar estos temas. Surgió un primer grupo y al cabo de unos meses se inició la andadura con un segundo grupo. En la actualidad estos dos primeros grupos los hemos fusionado, mantenemos las sesiones semanales y se ha incorporado un grupo nuevo que empezó la primavera pasada. En total están participando en la actualidad unos 30 hombres gitanos.
2.-Uno de los objetivos del proyecto es sensibilizar a los hombres gitanos para alcanzar la igualdad real de mujeres y hombres, trabajando las masculinidades. ¿Cuáles son los contenidos que abordáis en estos grupos y qué herramientas utilizáis para ello: formatos, trabajo personal, colectivo…?
Este programa está pensado desde una óptica gitana, es decir, los contenidos pueden ser parecidos a los que se plantean a otros grupos de hombres cuando queremos trabajar las masculinidades y sus alternativas, pero en este caso tenemos muy en cuenta a la población a la que va dirigida y todo el material, los debates y lo que ofrecemos está pensado para responder a una población gitana masculina que, quizá, en algunas ocasiones, parte de un punto de vista diferenciado a lo que solemos observar en otros colectivos de hombres. Es decir, partimos del momento en el que están como hombres conviviendo con mujeres (la mayoría están casados y con hijos o hijas) y dentro de una cultura, la gitana, a la que quizá le está costando más, por la propia peculiaridad de su cultura, acercarse a las propuestas que está planteando la sociedad, los movimientos feministas y las instituciones públicas para fomentar una igualdad de oportunidades entre mujeres y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Por ello, cuando hablamos de masculinidades nos centramos en su manera de ser hombres gitanos, con todo lo que eso conlleva. Hacemos hincapié en la familia, en la paternidad, en la corresponsabilidad en las labores del hogar, en el cuidado y crianza, en la utilización de la violencia, en cómo visualizan a las mujeres en su comunidad… Es decir, toda una batería de temas y propuestas pero desde su propia óptica como hombres gitanos.
En cuanto a la metodología tenemos muy en cuenta que pertenecen a un sector de población desfavorecido, con pocos estudios, por lo que basamos las sesiones en debates donde se proponen los temas tras haber visionado algún material audiovisual que puede ser algún documental donde gitanos y gitanas hablen de cambios en su comunidad o programas más mediáticos como “Palabra de Gitano” o algunos especiales sacados de programas televisivos que nos sirven también para que sean conscientes y críticos de cómo aparecen en muchas ocasiones la población gitana en los medios de comunicación. Además incorporamos películas que pensamos les pueden servir de soporte para iniciar un proceso de cambio y reflexión y otro tipo de propuestas más prácticas como aprender a realizar labores domésticas; desde saber poner una lavadora o aprender a planchar.
3.- Además del género intervienen otros factores en la construcción de las identidades cómo la situación económica, el acceso a la educación, las costumbres, la cultura… En el caso de los hombres gitanos, ¿Qué situaciones específicas influyen en su situación social? ¿Afecta de manera específica a los hombres la pertenecía a un colectivo como el pueblo gitano en la construcción de las identidades masculinas? ¿Hay un “ser hombre” diferente?
Por supuesto. Partir de una realidad tan específica como la población gitana nos hace plantear este programa desde un punto de vista diferente. La población gitana ha sufrido durante siglos una discriminación por querer vivir al margen de la sociedad y en los últimos años lo que ha traído es un proceso de aculturación donde, incluso sus propios valores y maneras culturales de comportamiento, han entrado en un rail difuso y poco prometedor para el mantenimiento de su cultura. Por ello, se hace necesario que hombres y mujeres gitanas hagan una reflexión importante para que sus costumbres, leyes y cultura en general sigan siendo mantenidas en el tiempo, pero adaptándose a una sociedad que avanza muy rápidamente y en la que ellos y ellas no pueden quedarse atrás. ¿Cómo podrían mantener sus formas culturales y sus propias leyes hoy en día pero apostando por una paridad y una igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres? ¿Es posible todo esto?
Por otro lado, está la situación económica que muchos gitanos y gitanas tienen hoy en día, donde sus oficios de siempre se van perdiendo irremediablemente y donde no encuentran formas laborales que tengan en cuenta su idiosincrasia y les aboca a la marginalidad. Todo ello repercute en su socialización, en su acceso a la educación, aunque en los últimos años se están dando muchos pasos importantes, y en su manera en la que se sienten parte de una sociedad que, en muchas ocasiones, rechaza sus costumbres y los condena al ostracismo.
Estos procesos de cambio hacen que el hombre gitano se sienta amenazado como hombre y como integrante de una etnia concreta, que ve en algunos ritos y costumbres la única y última salida para mantener su gitanidad. Por ello, vemos imprescindible proponerles alternativas viables y puntos de fuga a los que acogerse desde una posición en la que se sientan cómodos aunque eso signifique renunciar a privilegios. Complicado proceso buscar acomodo a nuevas formas de sentirse hombre gitano si eso les supone perder privilegios. Pero ese es nuestro reto.
4.-Las mujeres gitanas han impulsado de forma organizada acciones para mejorar su situación social, fomentar su empoderamiento y específicamente trabajar en la prevención de la violencia machista ¿Cuál es la actitud de los hombres de la comunidad ante estas propuestas?
En general no lo ven mal, aunque en ocasiones se pongan a la defensiva porque creen que las mujeres están ganando posiciones sociales, demasiadas según su punto de vista. Ellos, en principio, se aferran a unas leyes gitanas para mantener sus privilegios de género, pero luego al comprobar que los cambios también tienen una repercusión en sus vidas (acceso al estudio, al mercado laboral,…) les hace verlo con otro prisma. De todas maneras es un proceso incipiente, tímido y hará falta algún tiempo para comprobar si de verdad los hombres gitanos están dispuestos al cambio.
5.-En la sociedad existen muchos estereotipos sobre un grupo social como el pueblo gitano ¿Cuál es su influencia en la realidad cotidiana de las personas gitanas y en concreto en los hombres? ¿Favorecen el cambio hacia la igualdad o lo limitan?
Uno de los ejes que trabajamos en las sesiones es la visión que tienen ellos mismos como hombres y gitanos y cómo les ve la sociedad. Saben que en programas de televisión les acusan de machistas y de haberse quedado atrás en este proceso y no se encuentran muy cómodos ante lo que escuchan continuamente. A veces surge el victimismo con estos temas y otros que estereotipan a su comunidad; por ello, consideramos imprescindible que junto con el proceso de empoderamiento que están realizando las mujeres gitanas ellos también, además de sumarse al carro de la igualdad de oportunidades, añaden a esto un empoderamiento como etnia y comunidad para que su socialización con el resto de la sociedad se haga de una manera equilibrada y multicultural, dejando a un lado el esquema payos-gitanos que lo único que hace es debilitarles como grupo social.
6.- ¿Cuáles son los planes de futuro del proyecto “Roma eraldatuz”? ¿Qué apoyos externos e internos serían necesarios para extenderlo y consolidarlo?
A corto plazo nos gustaría que este proyecto tuviese una continuidad en el tiempo para ir consolidando los grupos e ir generando nuevas formas de ser hombres entre la población gitana. También nos gustaría poder entablar sinergias con otros grupos de hombres organizados que trabajen las masculinidades alternativas y que propugnen una paridad real entre sexos.
A medio plazo nos parece totalmente imprescindible que otras esferas socializadoras en la comunidad gitana como el culto gitano tengan en cuenta todos estos pasos que estamos acometiendo y se incorporen a este proceso. También que se puedan generar grupos mixtos entre hombres y mujeres gitanas para que aborden las dificultades que hay en su comunidad para garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
A largo plazo sería óptimo visualizar a una comunidad, la gitana, manteniendo sus propias formas culturales y relacionales dentro una sociedad diversa que apuesta por la multiculturalidad, la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y donde ellos y ellas sean protagonistas de su propio devenir histórico en clave de respeto e igualdad.