Entrevista a Gerard Coll-Planas

"La violencia homofóbica surge a raíz de la reproducción del binarismo mujer/hombre y de la necesidad de mostrarlos como complementarios, por lo que no se puede erradicar la homofobia si no se combate el sexismo".

El 17 de mayo, es el “Día Internacional contra la homofobia, transfobia y bifobia”, un día creado en 2004 para llamar la atención de los líderes políticos, creadores de opinión, movimientos sociales, el público en general y los medios de comunicación sobre la violencia y la discriminación que sufren las personas LGBTI a nivel internacional. La fecha del 17 de mayo fue elegida específicamente para conmemorar la decisión de la Organización Mundial de la Salud en 1990 de desclasificar la homosexualidad como un trastorno mental.

Conversamos aprovechando esta fecha con Gerard Coll-Planas. Aquí va su presentación por él mismo.

Presentación:

Soy doctor en sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona y profesor en la Universitat de Vic, donde dirijo el Centre d’Estudis Interdisciplinaris de Gènere. He publicado los libros Dibujando el género (Egales, 2013), La carne y la metáfora. Una reflexión sobre el cuerpo en la teoría queer (Egales, 2012) y La voluntad y el deseo. La construcción social del género y la sexualidad (Egales, 2010). Junto a Miquel Missé he editado El género desordenado. Crítica en torno a la patologización de la transexualidad (Egales, 2010). He sido el coordinador académico del proyecto Contra la homofobia, Herramientas para las administraciones locales, cofinanciado por la Dirección General de Justicia, Libertad y Seguridad de la Comisión Europea (2010-2011). Actualmente, estoy trabajando en un proyecto sobre la inserción laboral de personas trans, en el plan de igualdad por razón de orientación sexual e identidad de género de Osona y en memoria histórica del colectivo LGTB.

 

1.- A pesar del avance experimentado en los últimos años en relación a la situación de las personas lesbianas, gays, trans y bisexuales, este colectivo sigue siendo objeto de discriminación social y a juzgar al menos por las noticias que surgen en los medios de comunicación, se podría decir que hay un cierto repunte de actitudes homófobas y transfóbicas. Cuál es tu opinión al respecto?

Al hacer un balance de la situación, creo que a veces se cae en un optimismo acrítico que solo pone el énfasis en los logros y no atiende el sufrimiento y las discriminaciones que persisten. En contraposición, otros discursos tienden a poner el acento en lo negativo y olvidan que efectivamente se han producido cambios positivos.

Desde mi punto de vista, la situación actual debe analizarse resaltando las ambivalencias. Por un lado, es cierto que una persona adolescente que se sienta atraída por personas de su mismo sexo tiene muchas más posibilidades de encontrar referentes y de buscar ayuda en casos de agresiones. Sin ir muy lejos, la generación que nacimos en los 80 apenas teníamos referentes de lesbianas, y los referentes de gays eran de burla o estaban profundamente estigmatizados. Lo que aprendías de tu entorno era que tu deseo era algo que esconder, que te alejaba de tu familia, que te obligaba a marcharte de tu pueblo, que no podía generar vínculos positivos… y que, a través del sida, era un deseo que estaba marcado por una muerte vergonzante, solitaria y dolorosa. Desde entonces, la situación ha cambiado: los referentes de gays y lesbianas en los medios se han multiplicado, internet ha facilitado el acceso a información y el contacto con asociaciones, etc.

Por otro lado, queda mucho camino por recorrer para que podamos hablar de una sociedad igualitaria y que respete la diversidad en relación al género y la sexualidad. Un par de ejemplos que me parecen muy ilustrativos. El primero: nuestras calles y nuestras plazas continúan siendo espacios profundamente heterosexistas, donde la mayoría de lesbianas y gays no se sienten a gusto para darse de la mano, mostrar afectividad o, simplemente, ligar. El segundo ejemplo: las agresiones que continúan produciéndose en los centros educativos hacia personas que no tienen una identidad de género o una sexualidad normativa. Se trata de una violencia persistente y que la agrava el hecho de que las víctimas suelen vivirla con vergüenza, por lo que es aún más difícil que puedan encontrar estrategias para empoderarse y romper con el abuso. En cualquier caso, la violencia homofóbica surge a raíz de la reproducción del binarismo mujer/hombre y de la necesidad de mostrarlos como complementarios, por lo que no se puede erradicar la homofobia si no se combate el sexismo.

 

2.- A menudo este tema pasa ignorado o desapercibido cuando se habla de políticas de igualdad. Crees que en este terreno hacen falta políticas específicas o deben incluirse dentro de las políticas de igualdad que se llevan trabajando en nuestras administraciones?

Aquí hay un debate muy a fondo sobre cómo hay que articular las políticas de igualdad y sobre la relación entre las políticas de igualdad mujer/hombre y las políticas de igualdad por razón de orientación sexual e identidad de género.

En primer lugar, surge el debate sobre cómo hay que abordar las políticas en relación a cada eje de discriminación. A menudo se tiende a trabajar cada eje por separado. Esto permite perfilar muy bien las formas de intervenir, pero también plantea problemas: las personas no somos sólo mujer, inmigrante o sorda, por lo que los ejes se cruzan en nuestras vidas; las personas responsables de cada eje tienen que ir persiguiendo a las de las demás áreas para conseguir que tengan en cuenta a “su” grupo en su agenda política, etc.

En segundo lugar, si estamos de acuerdo en que la homofobia y la transfobia son efectos del sexismo, ¿qué relación deben tener las políticas de igualdad mujer/hombre y las políticas de igualdad por razón de orientación sexual e identidad de género? Aunque pueda haber un acuerdo con la raíz común de las problemáticas, la idea de trabajar conjuntamente encuentra muchas resistencias por parte de feministas, de responsables de políticas de igualdad y también por parte de activistas LGTB.

Desde mi punto de vista, no tiene sentido trabajarlo por separado. Por ejemplo, no es lógico que establezcamos medidas para favorecer la coeducación en los centros educativos y, por otro lado, implementemos medidas contra la homofobia y la transfobia. Hay que abordarlo conjuntamente porque son diferentes expresiones de la misma problemática. Dicho esto, entiendo perfectamente las resistencias a desdibujar las instituciones y políticas encaminadas hacia la igualdad mujer/hombre. Pero la clave es que no tiene por qué ser contradictorio reconocer una raíz común y la necesidad de reconocer que puede haber necesidades específicas de grupos sociales determinados. O sea, que se podría pensar en unas políticas de igualdad de género en sentido amplio manteniendo en su seno estructuras diferenciadas para abordar necesidades específicas.

 

3.- Al respecto, tú coordinaste el “Libro blanco europeo” sobre “Políticas locales de igualdad por razón de orientación sexual y de identidad de género” en el año 2011. Podrías explicarnos un poco más los objetivos del proyecto y los resultados conseguidos.

Se trata de un proyecto que surgió a raíz de estar coordinando un proyecto para el Ayuntamiento de Barcelona que tenía como objetivo hacer un diagnóstico sobre la situación del colectivo LGTB de la ciudad y establecer un proceso participativo para elaborar un plan de igualdad por razón de orientación sexual e identidad de género. A partir de esto surgió este proyecto europeo que nos permitió conocer ejemplos de políticas locales que se estaban implementando en otros países. El principal fruto del trabajo fue un libro blanco en el que recogimos buenas prácticas y recomendaciones (http://ahead-bcn.org/img/langform/LGBTmay2011es.pdf).

Siguiendo esta misma línea de investigación, actualmente estamos trabajando en un proyecto que tiene como finalidad conocer las problemáticas de las personas LGTB en el contexto de Osona, una comarca catalana cuya capital es Vic, para elaborar un plan de igualdad marco que apliquen los diferentes ayuntamientos implicados (https://ambtotselscolors.wordpress.com/). Este proyecto me parece muy estimulante porqué lo poco que se ha hecho al respecto se ha centrado en grandes ciudades, y la realidad de los pueblos y las ciudades medianas continúa siendo muy desconocida.

 

4.- El 17 de mayo surgió sólo contra la homofobia, ahora se ha añadido la bifobia al título para reconocer los problemas específicos a los que se enfrentan las personas bisexuales. Crees que se entiende esta fecha y su mensaje? Era necesario crear otro día habida cuenta de que el movimiento ya viene celebrando desde los años 60 el 28 de junio, como Día Internacional del Orgullo LGTBI?

La lógica de los "Días Internacionales de..." no me entusiasma, pero puestos a que se conmemoren, no me parece mal que se aprovechen para abordar estos temas. Supongo que la distinción entre el 17 de mayo y el 28 de junio es similar a la distinción entre el 25 de noviembre y el 8 de marzo: un día está más pensado para denunciar la violencia y el otro para hacer un planteamiento más amplio. Que el 17 de mayo, a raíz precisamente de esta fecha simbólica, se produzcan oportunidades como esta charla que estamos teniendo me parece bien. El problema es que lo que se celebra (la despatologización de la homosexualidad) esconde un reverso: la patologización de la transexualidad. En su momento, se consiguió que se dejara de considerar la homosexualidad como una enfermedad a costa de establecer como patología la transexualidad.

 

5.- Gizonduz somos una iniciativa institucional que trabaja para la implicación de los hombres a favor de la igualdad de mujeres y hombres. Qué opinión te merece estas iniciativas? Crees que el trabajo en los colectivos de hombres por la igualdad se incluye la perspectiva de trabajo contra la discriminación homofóbica?

La verdad es que no tengo suficiente conocimiento sobre este tipo de iniciativas para valorarlas. Mi relación con lo masculino no ha sido muy armónica, que digamos, y para mí la identidad ‘hombre’ no es una categoría que me haga sentir parte de un colectivo, ni que me interpele políticamente. La masculinidad la siento como algo bastante ajeno, la verdad, aunque sea para movilizarme o sentirme identificado como ‘hombre por la igualdad’. Mi vinculación con el feminismo y las temáticas de género surge precisamente por no sentirme incluido en la categoría de hombre tal y como se entiende normativamente.